La primavera es la época en la que florecen la mayoría de las plantas, incluidos los árboles frutales. El olor a azahar tan característico de los naranjos empieza a aromatizar el ambiente, acompañándonos en nuestro devenir estacional mientras disfrutamos del buen tiempo.
Aquellos que se deleitan con esta sensación en el acogedor espacio de su jardín podrán beneficiarse de las ventajas que supone tener un naranjo. Pero para que este árbol florezca bien y dé buenos frutos es obligatorio cuidarlo como se merece.
Como ejemplar de clima mediterráneo que es, el naranjo no soporta las altas temperaturas invernales, ya que estas, y los agentes meteorológicos asociados a esta estación, afectan de manera importante a la floración y la posterior producción de frutos. Y lo mismo sucede con el calor, que también incide negativamente en el frutal. Por ello lo mejor es evitar que esté expuesto a temperaturas extremas.
¿Cómo abonar el naranjo?
Uno de los cuidados más importantes para que el naranjo crezca sano es abonarlo convenientemente. Para ello, podemos hacer uso de abonos químicos o decantarnos por abonos naturales y orgánicos.
Los primeros deben suministrarse durante el riego del árbol. Pero no siempre son buenos para los frutales, ya que pueden llegar a alterar el sabor y la calidad de la fruta. En cualquier caso, el principal problema de ellos es que suelen necesitar muchos abonados para que el árbol tenga cubiertas sus necesidades nutricionales. Es menester que entendamos que los frutales, sobre todo los naranjos, suelen presentar muchas carencias, fundamentalmente de zinc, nitrógeno y magnesio; carencias que si no se suplen afectarán a la producción de naranjas.
Precisamente por ello, si nos inclinamos por el abono químico, tendremos que tener presente que deberemos abonar el frutal casi cada vez que reguemos el árbol. Por ello, si podemos elegir, mejor un abono orgánico y ecológico. Además de no alterar el sabor del fruto, perduran más en la tierra, por lo que es mejor para prevenir carencias nutricionales. A la hora de abonar, es importante que el abono cubra la tierra que hay alrededor del tronco, para que las raíces puedan absorberlo de manera óptima.
Para garantizar su cultivo necesita abundante agua, que no frecuente. Algunos agricultores llevan a cabo lo que se conoce como riego por inundación, sobre todo si la parcela es pequeña, aunque la mayor parte apuesta por el riego por aspersión o el riego localizado. De este modo, si optamos por el primer tipo de riego, tendremos que regar, y por tanto abonar químicamente, nuestro naranjo cada tres semanas. Si, por el contrario, empleamos los riegos localizados o por aspersión, tendremos que repetir este proceso un par de veces a la semana.
¿Cómo y cuándo hacer la poda del naranjo?
Otro proceso singularmente importante es la poda, que no es más que clarear el árbol y que normalmente debe hacerse cada año, tras la época de recolección.
¿Es necesario tener control frente a las plagas?
Por último, pero no por ello menos importante, es necesario que tengamos controlado nuestro frutal frente a las plagas, como la de la cochinilla, la mosca blanca o la araña roja. Cuanto antes comencemos a realizar los tratamientos fitosanitarios de rigor para combatirlas, antes sanaremos al naranjo.
Antes de finalizar, tenemos que tener en cuenta que si lo que queremos en sembrar un árbol en nuestro jardín y seguir estos cuidados, este es el momento. La estación primaveral es la más adecuada para plantarlos, ya que la suavidad de las temperaturas permitirá que las raíces se agarren bien al terreno.
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